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26/6/10

El último trashumante


Ver El ultimo trashumante en un mapa más grandePara celebrar la primavera pido carreteras inundadas por la naturaleza, así que partimos hacia el norte por la Sierra de Luna. Romántico nombre para esta simpática carreterita cuyas curvas, aún con grietas y gravilla, son deliciosas.


Sierra de Luna desde todo lo alto. Bajando el puerto nos encontramos con las fortalezas que aparecen el el libro "La sobrina del Papa Luna".

Compramos pan en Luesia, donde dicen que el más tonto hace relojes :) Pan de las dimensiones acostumbradas en esta zona. PAN.UnCastillo, se llama el pueblo,...Grandeza medieval en Las Cinco Villas...pero de todas sus torres, me quedo con ésta.
Seguimos rutilla hacia Ruesta, gran sede! Una de esas ruinas cercanas en el tiempo. pero por esa misma razón, cada vez se puede uno adentrar menos en el pueblo.

Aunque estuviera abierta, el altar era demasiado pequeño.
Pero el bar sí estaba reconstruído y abierto. Que estamos en España!

Desde que salimos, el sol se va quedando atrapado por las nubes, y llegando a Ruesta, los remolinos que se forman en el cielo anuncian que se está formando unaaaaaa.....



Y nos intentamos escapar hacia Marte, alejándonos de la tormenta.

Era fascinante observar cómo se formaba DESDE LEJOS!.
Cuanto más lejos menos tormenta, claro.

En el Pantano de Yesa, culpable de la ruinosa belleza de Ruesta, el agua tiene dos colores.
Luego pasamos por el paisaje de marte porque la vez anterior no hice foto. Esta vez me jarté. Dimos dos veces la vuelta en la carretera.

Me impresiona.




En la vertiente opuesta a Ruesta ( :P ) "de Artieda a Miános ibámos y veniámos en una mula que teniámos" - lo dicen por allí. Y se veía la carretera que bajaba hasta el valle del río Aragón.
Claro, en el valle, ya... muchas curvas no hay! Ni arcén, pero la naturaleza inunda la carretera.

Y este cartel dice: Pesca intensiva... qué se pesca en un trigal?...Si me hubieran pillao habrían cazado un ganso!!
La carretera de color blanco en el mapa - pero sin problemas para la custom- nos lleva hasta:
Rebasamos todos los pueblos hasta llegar al río Aragón, que da nombre a la comunidad de...
Y en el puente sobre el rio, el único camión con remolque que circula el sábado nos pilla con el ranchito montado: las motos por el medio, los cascos allí, nosotros más lejos,... y si os fijáis, la anchura de las aceritas, comprendréis el decojone de los cuatro: nosotros y los 2 del camión, mientras maniobramos para apartar las motos.Nos recogemos antes de que la lluvia nos tocara. Y en esta ocasión nos dormimos antes de contar ovejas. Habíamos quedado con su dueño. Y con nuestro colega.

El rebaño pace en esos momentos en uno de esos lugares de acceso secreto sólo conocido por los propios trashumantes y desde luego no asfaltados, a las afueras de Biescas. No sólo lleva ovejas.Aparte de la mastina estaban estos perrillos frioleros :) porque la verdad es que la temperatura sorprendió con una bajada brutal ese fin de semana.


Pero con el buche lleno de almuerzo provisto por los que saben lo que es bueno en esas ocasiones, ni frío ni ná de ná. ¡¡Cómo me gusta el adobo que hacen aquí!!
Nuestros anfitriones. La vida cerca de lo que está vivo es más placentera. También mucho más cercana a la muerte, de los dos corderitos que nacieron ayer, uno no ha llegado aún.
El rebaño, a razón de 20pico kms diarios, llegará a Formigal. Nosotros seguimos el mismo camino, pero claro, por diferente vía.

Cuanto más subimos, lógicamente, más frío hace.
El embalse de Búbal es un Tirolillo.Por la presa de Lanuza cruzamos hacia la otra ribera del rio.
Mira la fecha y mira la cantidad de nieve que hay!!


Como el Tirol, pero en pequeño y sobre todo sin cientos de flores en las ventanas. Este pueblo daba un poco de miedo.

En la carretera de Formigal el frío era horrible a pesar de llevar la camiseta que me ofreció el gasolinero de Sos del Rey Católico viendo cómo tiritaba.Bajamos de la montaña buscando aires más templados, y por carreteras blancas un poco canallas, y después de rendir mi custom ante un río, llegamos a Abena. Allí hay un seeway.
Tiene dos ruedas, así que lo probamos. Es muy intuitivo, menos en las cuestas abajo. También había caballos.
Con una pared de piedra radiando calor mientras llenamos el buche la sangre vuelve a fluir. Luciendo la camiseta de la gasolinera. La gente parece mucho más amable cuando vas en moto.

Los entrantes mejor que el aperitivo y así in-crescendo hasta el postre. Todo sensacional.
Y nuestro atento camarero, Sebas, que se alegró mucho de posar para mis amigas moteras.

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