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3/6/12

Al oeste del Moncayo

En esta ocasión, me pido elegir ruta. Me apetece volver a lugares donde ya estuve antes, parece que hace mucho tiempo. El destino es Soria. Los objetivos: el asentamiento romano de Tiermes, la ermita de San Baudelio y un castillo de gran fachada pero poco fondo.
Ver Soria 1 en un mapa más grande

En realidad la ruta empieza el viernes cuando, rodeados de PKTS en el Monrepós, alguien advierte que hay un tornillo en la rueda trasera de morabito. Las opciones: usar por primera vez el kit antipinchazos -con la grima que nos da- o llevarla a reparar.

 Por la mañana, bonita estampa en el taller donde arreglan el pinchazo.

Da una penita verla así..., pero decidimos que era la mejor opción y que dejamos el kit de emergencias para una.

Nada que destacar en el tramo desde la capital (de la provincia) hasta que nos desviamos de la nacional hacia Borja, excepto el aburridísimo tramo de un solo carril a 80kms/h y el cartel de este garito dedicado a nuestro emblemático colega.

En Calatañazor, escenario de batalla, referencias a la comarca de la Axarquía, que me toca por parte de padre. En la foto, el derrotado, que fué transportado en parihuelas hasta Medinaceli. Por algún extraño mecanismo de la mente, en mi memoria quedó apuntado este único detalle.

La batalla aquí entablada quizá no fué como nos contaron en la escuela. No olvidar decir: "En Calatañazor donde Almanzor perdió el tambor".

A mi espalda el "Valle de la Sangre" que tomó el nombre después de la lucha.

Camino a Abioncillo que por una de esas casualidades queda justo debajo de un pasillo aéreo que raya el cielo.

Y atravesando el "Valle de la Sangre", llegamos a ...

...Abioncillo de Calatañazor, convertido ahora en pueblo-escuela donde los pobres niños urbanitas puedan acercarse un poco a la vida natural.

Totalmente integrados en uno de los grupos de infantes, el amable monitor nos cuenta cómo cualquier piedra de los alrededores era susceptible de ser empleada para la construcción de las casas, por ejemplo, una estela funeraria romana.

Una de esas máquinas que producen nostalgia.

Los niños, urbanitas como yo, usan su lógica aplastante cuando les preguntan qué hace un huevo de plástico en las ponederas de las gallinas: - lo ha puesto la gallina de plástico. Obviamente.

Un precursor de energía eólica, una rueda de bicicleta con su dinamo, que se movía con unas aspas que se han perdido.

Volvemos a Calatañazor. Da un poco de pena el cielo desgarrado por las estelas.

Después de pasar (sin parar) por Playa Pita, pequeño tentempié en Covaleda, en un garito motero donde los halla. Una custom en uno de los ventanales y en el otro:

Con la intención de llegar hasta la Laguna Negra nos adentramos en las bastante asequibles pistas de la Sierra de Urbión. Los paisajes incomparables y los aromas encendidos por la primavera.

Desvío a la izquierda, hacia donde señala al Pico de Urbión, y nos encontramos con charcos que por supuesto y en mi línea, rodeo con cuidadito de no manchar la máquina.

Merodeando por los alrededores encontramos el parche de alguien que no lo consiguió!

Flipo con las vaquitas y los toritos, que de lejos parecen mansos.

Y aquí es donde mi rueda delantera resbala dentro de una rodada lateral, entro en pánico, grito como una descosida, consigo salir ilesa y aún sobre la moto y pido a morabito que se adelante a ver qué hay más allá, porque todavía me tiemblan las piernas. Este es el vídeo que me traería posteriormente.

Mi hombre de vuelta:- Mejor volvemos - me dice después de adelantarse un trecho. ¡Pero hay unas vistas preciosas!

Como siempre después de andar por tierra, cuando tomamos la carretera que nos llevará a Vinuesa, flanqueada por más vacas, se agradece la suavidad al rodar.
 

Más habitantes naturales, en este caso ovejas.

Los barrios altos de Vinuesa, donde me entra una nostalgia especial por la típica morcilla de canela que en cierta ocasión probé aquí - peculiar sabor: no sabes si estás empezando a comer o ya estás tomando el postre.

Sobre el Embalse de la Cuerda del Pozo, la caballería.
 

Una carretera sorprendente, de curvas suaves, firme impoluto, entre bosques, nos acerca a Navaleno
 

Buitres voladores sobre el Cañón del Río Lobos , algunos vuelan por debajo de nosotros.

Desde el mirador se domina la carretera que seguiremos más adelante.

A por ella!

No nos convence el hotel que vemos al pasar por Burgo de Osma y seguimos hacia San Esteban de Gormaz, donde yo esperaba ver el famoso castillo.

Las vistas sobre el pueblo y la llanura son preciosas desde el castillo de San Esteban de Gormaz, pero no es el  que yo iba buscando: gran desilusión!

Conforme se sube a lo alto, impresionan las casas excavadas en la montaña. Después nos enteramos que una desafortunada voladura hizo estragos en muchas de ellas cuando en realidad se buscaba protegerlas de los desprendimientos.

Un túnel de la linea ferroviaria abandonada Valladolid-Ariza pasa por debajo del castillo. Por este lado pretendía bajar morabito antes de que yo inspeccionara el terreno a pie, descubriendo grandes pendientes con rodadas y decidiera aprovechar mi condición de nenaza para negarme. 


Paseíllo turístico por el pueblo degustando los vinos - no vimos una sola viña en todo el viaje, aunque sí gran cantidad de bodegas y una joya románica la iglesia de San Miguel

"Dijo un jaque de Jerez con su faja y traje majo: Yo al más majo el juego atajo, que soy jaque de Jerez". Y por esa tontería se me grabó en la memoria el ajedrezado jaqués, y mira por dónde en Soria también hay.

Elegimos el Convento San Esteban para dormir, - muy bonito y donde nos dejan el garage gratis- , y mañana será otro día.

Hoy el plan es ver los espíritus de Tiermes y el castillo de atrezzo, así que nos dirigimos hacia el sur. Cuidado con los ciervos de Navidad en esta carretera.

Reeeeeectas en la meseta soriana, donde las temperaturas engañan. Y es que estamos a mucha altura aunque no lo parezca.

Tiermes era uno de los objetivos a visitar


En uno de los números de la revista Más Allá hay todo un reportaje sobre las misteriosas apariciones que ocurren en este pasadizo que los romanos usaban para el agua, pero hoy nos da miedito. Y de todas formas, no se pueden fotografiar...

Nada que envidiar a la Ciudad Encantada.

Como si fuera una habitanta de la Edad del Bronce.


Seguro que había sido mala.

El caso es que nos perdemos y acabamos pasando a Guadalajara por la carretera muy bien asfaltada y rodeada de campos verdes y amarillos por Barcones y Bochones.

Nada de gravilla ni imperfecciones en el asfalto. Comparadas con las de Aragón, todas las carreteras son buenas!!

Como en Zaragoza. A veces los nombres de los pueblos se repiten en diferentes lugares.

¡Mira, enorme castillo, subamos! 

Es el de Atienza, que decidimos visitar aunque no estaba en los planes.



Hoy se celebra aquí la caballada, y la plaza y los alrededores estarán tomados por caballos (claro).

Detalle de los aleros. Cuanto más anchos, más adinerada la familia.

Están clavadas tres cruces delante del cementerio.

La Riba de Escalote, donde me pierdo y una amable niñita va corriendo a llamar a su madre tres manzanas más allá para que nos dé indicaciones.

Se nota en la cantidad de mosquitos de mi casco, comparada con los del suyo, que morabito lleva pantalla más alta y me acuerdo de cuando rodaba con la custom. Esas cosas que sólo puedes apreciar cuando las tienes. En cualquier caso parece que este año van a ser legión!
 

El caso es que yo sabía que había que venir el sábado - y no el domingo - a ver la ermita de San Baudelio, pero no recordaba por qué. Estaba cerrada y sólo pudimos contemplar las tumbas del exterior.

A la hora de comer, junto al restaurante, gran pavo que avisa de la llegada de visitantes.

A la salida del restaurante una pareja de la guardia civil que, afortunadamente, nos saludan y permiten seguir nuestro camino sin parar.



Y el gentilicio es...

Nos vamos despidiendo de esta tierra donde muchos topónimos acaban en "ero", como Berlanga de Duero, que nos sorprende con su castillo

Y volviendo a casa, el Moncayo nos recibe.

Queda pendiente para otra ocasión visitar Gormaz (sin "San Esteban") para comprobar si es allí donde está el castillo que tanto me llamó la atención. Y también la visita al túnel de Tiermes, pero con linternas para paliar la claustrofobia!!.

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