Nuestro lunes se centra básicamente en escapar de la lluvia hacia Heidelberg. En el camino nos encontramos con un montón de colegas y una concentra. Nos gustaría quedarnos, pero nos vamos: las nubes amenazan y estamos hartos de los trajes de agua.
En Francia y Alemania las motos sí pagan peaje de dos ruedas (a no ser que te metas en el carril de tarjetas).
Es en uno de éstos, en medio de la lluvia, con todo empapado y nosotros también, donde se me olvida que hay que poner la pata de cabra -al más puro estilo Schamann- y la enzarpada se inclina peligrosamente hacia la bestia del Road Capt.
Lío, lío, lío: él y yo inmovilizados, las máquinas en precario equilibrio, mi amiga avisando de que me caigo, los coches de la fila intentado pasarse a otros carriles y el Sgt. lidiando con la mujer dentro de la cabina que no para de pedir: ¡Tickets secos! ¡Tickets secos! Sólo las babosas encontraban el ambiente seco.
Lío, lío, lío: él y yo inmovilizados, las máquinas en precario equilibrio, mi amiga avisando de que me caigo, los coches de la fila intentado pasarse a otros carriles y el Sgt. lidiando con la mujer dentro de la cabina que no para de pedir: ¡Tickets secos! ¡Tickets secos! Sólo las babosas encontraban el ambiente seco.
Es en las autopistas alemanas donde más se nota - supongo- la labor del Tail Gunner: los coches van A TODA OSTIA y para mí es agradable detenerlos mientras mis amiguitos adelantan tranquilamente. Muchos, muchos camiones. La policía nos encuentra resguardados por la lluvia en un área de descanso comiendo moras. Afortunadamente no ven ninguna de nuestras cruces, en especial las gamadas...
Los camiones no respetan. En todas y cada una de las incorporaciones a la autopista agradezco infinito a la enzarpada que sea capaz de llevarme MUY lejos MUY rápido en marchas cortas.
En las zonas de obras señales en la cuneta anuncian el estado de ánimo de los conductores: cabreados durante 20 km. más - simplemente enfadados durante 15 kms - mejorando en 10 - ánimo, quedan sólo 5.
En las áreas de servicio ya se empiezan a ver tiroleses.
A la salida de Heidelberg pillamos esas obras: TODOS los coches se apartan para dejarnos paso. Ocurría lo mismo en Francia, y también después en Austria.
Con el buche lleno y un poco de descanso es fácil sentir buen rollito, supongo que por eso me acuerdo de los josdeputaaaaaaa.
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