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6/12/11

Cualquier tiempo pasado fué más duro

Durante esta ruta tuvimos testimonios muy duros del pasado. Incluso la propia ruta me pareció muy dura en ocasiones por el hielo y paradójicamente, por lo blando del barro!

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El día no podía amanecer más luminoso y templado, teniendo en cuenta que estamos a 4 de diciembre! Salimos de Zaragoza por la alternativa a la autovía. La parte buena: que evitas la autovía. La parte mala: que coincides con aluviones de ciclistas. Mira, un 4 latas!

El antiguo puerto de Paniza que se va deteriorando con el paso del tiempo y no de los vehículos. Una subida rápida pero delicada por alguna mancha de aceite y tierra de origen agrícola.
 

Una de las historias legendarias que ya nos había llevado a Daroca con anterioridad, hizo que nos detuviéramos cerca de Báguena, en el castillo donde ocurrió el ardiente final.

El escudo del protagonista de la historia, el alcalde de la población.

Y una perrilla encantadora que nos hizo la visita.

Después de las eteeeeeeernas rectas alrededor de Teruel, y de algunos kilómetros de curvas junto al río, las almenas de muralla de Albarracín se recortan contra el sol. Según nos contaría más tarde una paisana de Terriente, la recontrucción y el auge de esta ciudad ocurrió durante los 70 gracias a cierta entidad bancaria,...

Las suaves curvas hasta Royuela, acompañando al Guadalaviar siempre me han gustado. Después un desvío a la izquierda nos lleva a la sede en Terriente. Allí llama la atención por lo grande que es, la Ermita del Rosario. Fue utilizada para otros fines durante la guerra y ahora se está planeando su reutilización o por lo menos detener el deterioro.
Arriba en la montaña la guerra devoró a la de San Cristobal, utilizada como polvorín.

El pueblito - que por cierto está a 1.400 y pico metros de altitud - es simpático y esconde agradables rincones.

A medida que anochece las temperaturas bajan considerablemente. Después de cenar hacemos una incursión nocturna para ver las estrellas y apreciamos el silencio que a estas alturas de diciembre ya no interrumpen las cigarras ni ningún otro animal. Sólo la torre de la iglesia, que aquí toca los cuartos, las medias, los tres cuartos y repite la hora por si no contaste bien la primera vez!!

Por la mañana, después de abundante desayuno con jamón curado de la tierra, seguimos las indicaciones para recorrer la cresta de los Montes Universales. El primer palomar a la derecha - vale, esto es fácil.

Hay que llegar casi hasta El Villarejo y torcer a la derecha. Facilmente... pero ya que estamos al lado del pueblito, nos damos una vuelta y luego seguimos.

Un par de desvíos y ya estamos metidos en faena. No sólo barro sino también hielo. Mira que los dos nunca apetecen por separado, pues bien: juntos tampoco son buena combinación. Y cada metro se hace difícil de conquistar.

Como la cosa se iba poniendo un poco seria para las ruedas que montábamos, cogimos el desvío que atraviesa una ganadería que incluye reses bravas, pero esto no me lo dijo mientras la atravesábamos. En cualquier caso me aseguró que ya sabía que el ganado no estaría allí. (Fé ciega creo que la llaman).


No era barro, era más bien una arcilla que se iba amontonando en la rueda formando una capa sólida y bastante dura de más de 2 cm. de espesor. Adiós dibujo, adiós agarre!.

Llegando a Moscardón ya habíamos recorrido algunos kilómetros por carretera y ahí seguía el barro en las estriberas, botas y ruedas.

Primera vez en mi vida que me alegro de que haya gravilla: mezclada con el hielo parece que da algo de agarre.

Calomarde: Esta vez lo pasamos de largo, pero tengo buenos recuerdos de la pista con farolas que parte de allí.

La preciosa carretera que acompaña al Guadalaviar, con amenazantes rocas que te envuelven y el aroma a hojas húmedas.

Uno de los paisajes grandiosos del camino. En estas ocasiones, sin nadie a la vista excepto nosotros, no puedo evitar sentir que todo ha sido colocado ahí especialmente para nuestro disfrute exclusivo.

Un desvío por pista fácil nos permite adentrarnos del todo en los bosques de rodeno. Por aquí, con los prismáticos se divisa la posición Peña San Juan. Habiendo recorrido los lodos de esta mañana, este camino parece ahora muy fácil en comparación.
 

Mi homenaje a este hombre que carga la cruz de quien suscribe y demuestra paciencia infinita cuando mis fuerzas y /o condición no dan para más. Debe ser Amor. El caso es que esa pista facilona me sirve para recuperar la confianza offroad y nos lleva muy cerca del Campamento Escuela de los maquis, que nos despierta mucha curiosidad


El rodeno me recuerda a plastilina aplastada, para ser piedras son muy orgánicas. De esta carretera parten varias pistas que recorren la Sierra atravesando paisajes de equilibrio imposible. 

La bajada el puerto hasta Tormón es imponente. Hacia el oeste queda el valle y las curvas de 180º van dejando a derecha e izquierda el pueblo asentado en una ladera, una lástima que no haya una cuneta buena para pillar la foto, pero vamos: nada que envidiar a las curvas del Dadés. El recibimiento es importante: 

Si desde la pista hasta Tormón, la carretera esconde agradables sorpresas, de aquí a Alobras es muy divertida.
 

Por el camino te encuentras una vieja tejería con cartel explicativo de cómo funcionaba todo el proceso, y el horno que puedes ver a través de suelo de metacrilato como si estuvieras en el Cañón del Colorado (salvando las distancias).


En el cartel que anuncia el desvío para ver el  Pino Ramudo  pone que son sólo 100 metros que yo, ahíta de pistas por hoy tengo que reconocer que me curro andando. Hulk pasa de infantería y me adelanta con el panzer.

Y la verdad es que estos árboles con nombre propio lo merecen por algo. Impresionante la vida.

Al final es que esto no debía ser carretera sino pista asfaltada, pero la estaban arreglando. Aquí no había barro, ni hielo, pero sí gravilla y agujeros.
 

Y de repente nos encontramos cuando llegamos al cruce con una maravillosa carretera tan perdida como increíblemente bien asfaltada, que nos lleva de nuevo a Terriente sin cruzarnos con ningún otro ser humano. Que no acabo de entender que haya carreteras peores que pistas y viceversa.
 

Dominando el pueblo hacia la carretera, un cuartel de la Guardia Civil abandonado. "Todo por la Patria" resulta un poco peculiar identificando una ruina.

Arqueología benemérita.

Desde la habitación de Abuelo Rullo, donde esa noche cenamos puré de patatas con trufa exquisito y leche frita con un rebozado de lo más crujiente.

Por la mañana veo gallinas en el descampado y - urbanita de mi - flipo como si estuviera viendo al mismísimo ave fénix resucitando.

Su dueña también flipa, pero conmigo. Nos hacemos amigas y nos cuenta, en su pita forma de hablar, un montón de anécdotas sobre la guerra que por falta de tiempo emplazamos para continuar en cualquier otra ocasión que nos pille por aquí.

Sus recuerdos traen al presente detalles de épocas cuya realidad yo no he vivido y se me antojan curiosas de necesidad - teníamos pan y patatas, y realmente no pasamos hambre, me cuenta-, al igual que otros muchos que encontramos también en el Hotel Abuelo Rullo, donde nos hospedamos.

Nos alejamos de Terrriente por la ya conocida, suave, aromática, húmeda carretera al borde del Guadalaviar, y aquí estoy yo iluminada por el Dedo de Dios.

Morabito está especialmente interesado esta mañana en mostrarme un par de construcciones religiosas. La primera está en  Gea de Albarracín, que me sorprendió sobremanera por la poca fama que tiene a pesar de sus bonitas callejuelas.

El monasterio tiene algunas grietas en la pared, y desde luego aprovecharon el huerto al máximo, que no cabe un pie entre los surcos y la pared! La cocinera se empeña en regalarnos con un bizcocho con harina de almendras delicioso para acompañar el café.

La reeeeeecta de llegada a Teruel por la antigua carretera pasa al lado del nuevo,  aeropuerto proyectado para ser  desguace de aviones, y cerca del final exhibe una de esas señales de ceda el paso a aviones que nunca entendí.

Pasamos de largo la cuidad de Teruel en dirección a Villaespesa (uno de esos nombres fáciles de recordar) para ver el segundo monumento de hoy.

Y es verdad que merecía la pena la iglesia Del Salvador, recoleta, chiquitita, modernista, preciosa! Y vaya entorno la rodea!

Después de visitar el muy recomendable museo provincial de Teruel, comemos en una terracita al sol, más preciado que nunca en los primeros días de diciembre. Y con el buche lleno enfilamos hacia Villarquemado con la intención de ver búfalos.

De momento pájaros sí se ven un montón, bandadas!

Y parejas de rapaces a unos cuantos metros.
La laguna del Cañizar, un paraíso para aves y fotógrafos


A pesar de que apenas han pasado las cuatro de la tarde, la sombra de la SciVia es alargada.

Han pasado dos días y muchas tierras y terrenos bajo nuestras ruedas. Atrás quedan el barro, el hielo y la gravilla. La sensación de patinaje, descontrol y agotamiento y los tiempos duros. Y rodando con el sol del atardecer, que sonríe, a nuestras espaldas, iluminando el camino, sólo queda la aventura, las anécdotas, y las ganas de repetir todo el rato...

4 comentarios:

ROUTE1963 dijo...

Hermosos viajes hacéis, desde luego. Interesantes rutas olvidadas y llenas de encanto, ideales para recorrer en moto sin prisas. Yo también he andado por esas tierras en moto hace varios años y me dejaron tan buen sabor de boca que no me importaría volver.

V´sss.

Anónimo dijo...

Bonito reportaje de esta bonita Sierra. Gracias desde el Hotel Abuelo Rullo

Ruko dijo...

Buena cronica la foto del Arbol es preciosa.
Vs.

AKA dijo...

Hay que volver, esa tierra está llena de agradables sorpresas.