Un domingo cualquiera para echar unas curvas con mis amigos del "Censo Zaragoza" con esas máquinas que llevan de ir agachado un poco.
La salida hacia el norte más rápida es la autovía de Huesca.
Aburrida como todas, hay que hacerla segura rodando en grupo. Como de todo se aprende, ( hasta del mundo custom ), era la ocasión de poner en práctica la técnica del "artillero de cola" que va cubriendo los adelantamientos.
Después, una ruta despoblada paralela a la autovía sin mucha complicación donde puedes estirarte un poco.
Rodando por un clásico conocido de memoria, rápido, con el odiado guardarrail que solo vemos en los vídeos y compartido con la gente del rafting que se tira por el Gállego
Donde menos te lo piensas, ciclistas en grupo justo antes de un estrechamiento.
Hacia el Pirineo, curvas y verde.
Esos monolitos serán los pilares de la autovía que volando por encima de la Canal de Berdún y las curvas de Yesa, llegará a Pamplona.
Entramos por "chicanes rurales" que atraviesan lugares con historia
Carreteras estrechas.
Perros que quieren morder tus ruedas, excrementos bovinos del tamaño de paellas y consistencia indescriptible que te obligan a complicar las trazadas, prevenían de lo que nos íbamos a encontrar detrás de una curva. (min. 5,10)
Travesías donde no me gusta hacer mucho ruido, parece que estamos atravesando el pasillo bien enlosado de su casa.
Entre el muro y el guardarrail hay algo que llaman carretera, velocidad de bicicleta, los cambios de ritmo son buenos momentos.
En el Stop, rápida orientación y cambio de impresiones con frases cortas , nada de cháchara.
Habíamos pasado en sentido contrario horas antes, mientras almorzábamos vimos volar a las RT de la G.C. a toda leche hacía alli, ambulancias, camión de bomberos... sabíamos que lo que hubiera sido, nos lo íbamos a encontrar por el camino. Para nosotros lo que nunca queríamos haber visto, dos motos quemadas en la carretera, un muerto, dos heridos.
No me había encontrado más extraño manejando un aparato mecánico que se desplaza, jamás.
Algo parecido, seguro que les pasaba a mis compañeros
Los mallos, testigos de los buenos y malos momentos.
Paré a tomar un café y echar un cigarro en Murillo, la parroquia del bar
estaba pendiente de Fernando Alonso, ajena a lo que había ocurrido unos
kilómetros mas arriba en el puerto de Santa Bárbara.
La vida sigue y seguro que volvermos a hacer esta ruta miles de veces, eso si, en nuestra memoria nunca se olvidará lo que vimos en esa curva. Cuidado ahí fuera.
1 comentario:
Gran cronica y grandes verdades amigo mio.
Ten CUIDADO HAY FUERA.
Un abrazo.
"Er CHOUCAS"
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