Tomamos una sola moto para darnos la vuelta oficial por los famosos monasterios que vienen en las guías como "imperdonable perdérselo". Pero todo el camino es, como el resto del viaje, "imperdonable perdérselo". Me gustaban los henares del sur, y aquí me gustan las vallas sobre las que secan la cosecha. 
En casi cada casa hay un pozo propio de agua, con esos tejados singulares de gata sobre el tejado de zinc - caliente.
Hay vacas paseando por el camino, pero también descansando a la puerta de las casas, como si de un perro guardián se tratara.
El caballo de la lechera haciendo su ruta:
El Monasterio de Vama. No teníamos el espíritu preparado y no entramos. No pasa nada, hay más. Hay una jartá más.
Es por aquí donde nos damos cuenta de un riesgo inadvertido que hemos estado corriendo cada vez que cruzábamos las vías "de oído". Nos rebasan unos lacasitos a los que encontramos detenidos un momento después anteun paso, mirando concienzudamente antes de cruzar. (!)
Camión militar de fabricacion alemana oriental.
Monasterio de Moldovita, lo rodea un patio cuajado de flores.
La caída de Constantinopla
Una de las monjas a la entrada.
Endureros holandeses que nos desean Drum Bum - el grito de carretera por estos lares. Ellos vienen a rutear por pistas por aquí desde que lo conocieron hace ya algunos años.
La verdad es que las carreteras por aquí -quitando los carros y perros muertos- son bastante buenas.
Paramos a comer una cosita. Tengo la sensación de que pidamos lo que pidamos siempre nos toca pechuga de pollo y tomate con pepino. Eso si: muy sabroso. Los animalillos vivos estaban en la verja colindante.
En el centro, con seis patas de cucaracha y antenas de cucaracha, y pinta de cucaracha, qué bichos son??
Es verdad lo que ponía en la guía, están pintados por fuera.
Monasterio Suceavita.
A la entrada de uno de éstos, se acerca una mujer a Julián con dos niños de la mano y se hace entender: que sus hijos tienen pasión por las motos, pero nunca han tenido oportunidad de subir en una, si fuera el señor tan amable... Primero da la vuelta uno... y luego sube la nena... y cuando vuelven,... ya hay otra madre con hijos apasionados por las motos y yo no puedo contener la risa y empiezo a pedir 12 leis por viaje...
Pecadores de la pradera.
La carretera muy buena.
En las inmediaciones del monumento a la carretera -hay que recordar que éste es un punto turístico- aparecen cuatro niños vendiendo huevos adornados. Justo lo que siempre había deseado tener. Y muy adecuado para llevar en la moto. Con dos cojones compramos 4 -uno por niño- y hacemos porra sobre cuántos llegarán a Zaragoza.
En el camino hacia Putna encontramos una celebración popular cantando cancionellas de la tierra.
Y un niño al que creemos haber visto antes en el camino de Ifrane a Merzouga, en el desierto de Marruecos: misma estampa, lugares diferentes.
Monasterio de Putna. Julián me hace leer la guía para enterarme de lo que vamos a ver y que pueda apreciarlo en todo su esplendor.
Y entonces se acerca un hombre preguntando si sabemos hablar inglés. - Si, dime - le contesto. Y va y me cuenta, de manera casual, que aquí está enterrado el rey Esteban el Grande yo le contesto que en su tumba están también sus dos esposas y que pueden visitar también la cueva del eremita Daniel Dimitru, que está bastante cerca,... JUAS, JUAS, vacilada sin querer y a huevo... un minuto más y se me habría olvidado!!
Hay tantas fotos de estos monasterios, desde todos los ángulos que parece un poco absurdo que cobren por hacerlas.
Todo muy elevado, tan elevado que yo creo que ya.
Y lo de dentro?
Al último monasterio de la ruta tampoco entramos, ya teníamos los espíritus elevadísimos y además nos estaba llamando una pista fantástica a su derecha y se nos olvidó que estábamos de turismo. Supongo que imperdonable, pero nos lo pasamos muy bien embarrándonos!!
En casi cada casa hay un pozo propio de agua, con esos tejados singulares de gata sobre el tejado de zinc - caliente.
Hay vacas paseando por el camino, pero también descansando a la puerta de las casas, como si de un perro guardián se tratara.
El caballo de la lechera haciendo su ruta:
El Monasterio de Vama. No teníamos el espíritu preparado y no entramos. No pasa nada, hay más. Hay una jartá más.
Es por aquí donde nos damos cuenta de un riesgo inadvertido que hemos estado corriendo cada vez que cruzábamos las vías "de oído". Nos rebasan unos lacasitos a los que encontramos detenidos un momento después anteun paso, mirando concienzudamente antes de cruzar. (!)
Camión militar de fabricacion alemana oriental.
Monasterio de Moldovita, lo rodea un patio cuajado de flores.
La caída de Constantinopla
Una de las monjas a la entrada.
Endureros holandeses que nos desean Drum Bum - el grito de carretera por estos lares. Ellos vienen a rutear por pistas por aquí desde que lo conocieron hace ya algunos años.
La verdad es que las carreteras por aquí -quitando los carros y perros muertos- son bastante buenas.
Paramos a comer una cosita. Tengo la sensación de que pidamos lo que pidamos siempre nos toca pechuga de pollo y tomate con pepino. Eso si: muy sabroso. Los animalillos vivos estaban en la verja colindante.
En el centro, con seis patas de cucaracha y antenas de cucaracha, y pinta de cucaracha, qué bichos son??
Es verdad lo que ponía en la guía, están pintados por fuera.
Monasterio Suceavita.
A la entrada de uno de éstos, se acerca una mujer a Julián con dos niños de la mano y se hace entender: que sus hijos tienen pasión por las motos, pero nunca han tenido oportunidad de subir en una, si fuera el señor tan amable... Primero da la vuelta uno... y luego sube la nena... y cuando vuelven,... ya hay otra madre con hijos apasionados por las motos y yo no puedo contener la risa y empiezo a pedir 12 leis por viaje...
Pecadores de la pradera.
La carretera muy buena.
En las inmediaciones del monumento a la carretera -hay que recordar que éste es un punto turístico- aparecen cuatro niños vendiendo huevos adornados. Justo lo que siempre había deseado tener. Y muy adecuado para llevar en la moto. Con dos cojones compramos 4 -uno por niño- y hacemos porra sobre cuántos llegarán a Zaragoza.
En el camino hacia Putna encontramos una celebración popular cantando cancionellas de la tierra.
Y un niño al que creemos haber visto antes en el camino de Ifrane a Merzouga, en el desierto de Marruecos: misma estampa, lugares diferentes.
Monasterio de Putna. Julián me hace leer la guía para enterarme de lo que vamos a ver y que pueda apreciarlo en todo su esplendor.
Y entonces se acerca un hombre preguntando si sabemos hablar inglés. - Si, dime - le contesto. Y va y me cuenta, de manera casual, que aquí está enterrado el rey Esteban el Grande yo le contesto que en su tumba están también sus dos esposas y que pueden visitar también la cueva del eremita Daniel Dimitru, que está bastante cerca,... JUAS, JUAS, vacilada sin querer y a huevo... un minuto más y se me habría olvidado!!
Hay tantas fotos de estos monasterios, desde todos los ángulos que parece un poco absurdo que cobren por hacerlas.
Todo muy elevado, tan elevado que yo creo que ya.
Y lo de dentro?
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