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6/10/13

Alhucemas, cercana, familiar.

Melilla, nos da los buenos días desde África. Hola, continente! Tenemos todo el día para regodearnos hasta llegar a Alhucemas, a poco más de 100kms. de aquí, para irnos adaptando.

Lo primero que hacemos después de desembarcar es empotrarnos unos churros para comenzar la mañana con fuerzas mientras Bartolo el mallorquín intercambia impresiones antes de emprender su camino directo hacia Midelt.

Mucho mejor ahora, con el buche lleno, ya despiertos del todo, con los ojitos abiertos, admiramos la ciudad. Oh!

Después de perder las gafas, en la frontera, que siempre es un show, Julián esquiva "alicates gestoría" hasta que da con un par que reducen la tarifa de 20€ por persona a 10€ en total.

Mientras realizamos los papeleos en tierra de nadie dentro del caos, conocemos a algunos de los que habitan esta frontera y grabamos el último hit rapero a cargo de un tío ilegalmente legal. Encantada de conocer su interesante historia

Durante la larga espera bajo sol abrasador, me convierto al Islam recitando el shahada con Kima. Después he verificado que ciertamente ese es el único requisito imprescindible. Lo de practicarlo es otra cosa. Que se lo digan a los católicos!

Ya en el puesto de control de vehículos, convenientemente situado en otra ventanilla, tipo la España de Larra con un toque "Expreso de medianoche", esquivamos un pequeño problema. La última vez que salimos del país, no entregamos el papel blanco de la Vstrom, que ahora ha sido sustituída por la Panzer, según la burrocracia esa moto está todavía en Marruecos. Entrada al garito de guardia para aclarar el embrollo pero... qué es una frontera sin anécdota?

Con todos los papeles rellenos, pasamos por el último control: dos mandamases llenos de galones sentados a la sombra -la única de toda la frontera- de una furgoneta tras los pinchos extensibles que impiden el paso de vehículos. No hay foto de esto, la realidad me intimidaba un poco, la verdad. En la cola hacemos también amigos que luego encontraríamos en Alhucemas.

Muuuuy entrada la mañana y a pesar de todos nuestros esfuerzos conseguimos ser los últimos en poner los pies en Nador. (Nota mental para la próxima vez: imitar a Naske y sacar los papeles por internet). Recuperamos la hidratación perdida en la cola de la aduana mientras nos vamos acomodando a los asombrosos contrastes que nos esperan aquí.

Nuestro primer paseo por Marruecos es bordeando la escarpada costa.
Un paisaje que tiene mucho que ver con la costa que nos despedía en España.


Haciendo paradas en casi cada curva, apreciando los aromas, pasamos "el lugar muy especial" de Sidi Dris. Tengo que hacer serios esfuerzos para no quedarme allí a vivir.

No se puede confiar en la técnica. Un fallo con las baterías me impide guardar uno de mis trayectos favoritos que la vez anterior que vinimos al Rif debimos recorrer unas cuatro o cinco veces. Jup!

Paramos a comer cuando nos entra el hambre, al más genuíno estilo de vacaciones. Para beber no necesitamos ir a ningún sitio, que llevamos una bota de reglamento.

Es como mi pueblo cuando era niño, - decía alguien al atravesar el Rif - y no es el único que ha sentido un regreso al pasado en estas tierras.


Antes de que se haga de noche llegamos a nuestro destino, donde ha terminado el partido contra el Casablanca. Algunos de sus seguidores y los ultras del Rif nos obsequian con el espectáculo de una remolina, arrancando los tubos de riego de los árboles y quitándose los cinturones para convertirlos en látigos y corriendo hacia el malecón y en diagonal por la plaza en sentido opuesto.

Foto oficial de Alhucemas:

Nos paseamos por sus calles, que hoy ofrecen mercado. Sección Pastelería:

Menaje del Hogar, últimas tendencias:

Pescadería, dudo que haya más fresco:

Frutas de temporada en su punto justo de maduración:

Todo a granel. Que tiene gracia en el super de la península que pongan cada pieza en una bolsa y a la salida te cobren por la bolsa que engloba a todas!

Alta costura y pret-a-porter:

Recambios del automóvil:

Parece que no cabe nada más, pero es incierto:

Como en todo pueblo que se precie, la Mezquita:

La bahia.



Desde el malecón, con prismáticos - o teleobjetivo en plan paparazzi -, un cachito de España, El peñón de Alhucemas.

Tipicas fotos de amor, para enviar a los suegros:




Cenamos en el mirador de la bahía, acompañados por varios gatos residentes, una de las típicas tortillas que se hacen fuera de España en las que los ingredientes no se mezclan con el huevo, sino que se esparcen por arriba. Y taghine - que no, que no lleva couscous!

El hotel, inmejorablemente situado en la plaza central, tiene un buen lugar habilitado para guardar los cascos: Bikers Welcome! Por cierto que el dueño estuvo trabajando en un hotel de Zaragoza!!

Celebramos nuestra segunda luna de miel en Alhucemas y luego, sólo para dormir, desaprovechamos la cama de 3x2 metros utilizando sólo 40cms. Juntitos.Como si no hubiera mañana.


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