Como es domingo, vamos al mercadillo. Al mercadillo de clásicas. Algunas muy, muy clásicas. Tanto!!
El motor por debajo del chásis. Los cilindros paralelos? Sólo una de tantas curiosidades que Rafa me explica intentando que lo entienda.A esta le pasa que no sabemos cómo va el muelle de la suspensión (si es que es un muelle), y que lleva un chásis muuuuy raro.
Nos encontramos con un montón de gente. Algunos con ganas de rodar y con ideas sobre el "dónde ir". Nos lo pensamos una vez, acordamos destinos y nos vamos todos juntos. La parada en la primera gasolinera. Motos de todos los tipos.
Roden. Un extraña conjugación para el verbo "rodar". Tampoco tiene que ver con el pensador. Así se llama el castillo-iglesia que encontramos después de los 100 metros malos de rigor.
Intento hacerme pasar por virgen.
Obviamente, no cuela y ellos se quedan con esas caras.Después de las presentaciones, nadie es desconocido. Algunos compartieron momentos en "esa casita de la A2" de Madrid y ahora tienen un garage. De hecho: El Garage. Otros fueron corresponsables de las exquisitas viandas de la megaFiesta Kosaca.
Los muros del castillo en equilibrios inestables.
Algunos vinieron de italia.
Las tropas kosacas de montaña.
Las interminables rectas, eternas. Como la propia eternidad, se hacen un poco largas, sobre todo al final.
Mira! Lo que queda de Belchite! Parece que éste no es el mes del cambio de marcha. Una pequeña avería debido a una caída previa en la Voxan plateada.
Por aquí fué donde Bowie perdió los papeles. Lo peor que te puede pasar un día de gran viento, pero no tardé en recogerlos desde todos los confines del campo. Es lo que tiene ir de Tail Gunner.
Comemos espectacularmente en un cadillo - la palabra es nueva para mi-, una de esas cocineras que parece tu madre nos mimó gastronómicamente hablando. Huevos puestos por sus gallinas esa misma mañana. Colesterolazo de la tierra para acompañar.
Después de comer, otros 100 metros malos dan paso a 100 metros malísimos que desembocan en 100 metros peores que nos llevan a través de un Gran Cañón a una Gran Cueva.
Las columnas que deberían sostener la vía del tren minero que nunca se terminó resulta bastante inestable.
Los héroes saliendo del cañón:
Bowie haciendo triscar a la radikal dyna de más de 3.800 cc.
La vuelta es airosa: dicen en las noticias de la noche que vientos alcanzaron 80 km./hora. Nosotros a veces íbamos en contra y otras, los llevábamos de lado. Yo llevaba un huracán a la espalda.
Y seguimos rodando, rodando...
El motor por debajo del chásis. Los cilindros paralelos? Sólo una de tantas curiosidades que Rafa me explica intentando que lo entienda.A esta le pasa que no sabemos cómo va el muelle de la suspensión (si es que es un muelle), y que lleva un chásis muuuuy raro.
Nos encontramos con un montón de gente. Algunos con ganas de rodar y con ideas sobre el "dónde ir". Nos lo pensamos una vez, acordamos destinos y nos vamos todos juntos. La parada en la primera gasolinera. Motos de todos los tipos.
Roden. Un extraña conjugación para el verbo "rodar". Tampoco tiene que ver con el pensador. Así se llama el castillo-iglesia que encontramos después de los 100 metros malos de rigor.
Intento hacerme pasar por virgen.
Obviamente, no cuela y ellos se quedan con esas caras.Después de las presentaciones, nadie es desconocido. Algunos compartieron momentos en "esa casita de la A2" de Madrid y ahora tienen un garage. De hecho: El Garage. Otros fueron corresponsables de las exquisitas viandas de la megaFiesta Kosaca.
Los muros del castillo en equilibrios inestables.
Algunos vinieron de italia.
Las tropas kosacas de montaña.
Las interminables rectas, eternas. Como la propia eternidad, se hacen un poco largas, sobre todo al final.
Mira! Lo que queda de Belchite! Parece que éste no es el mes del cambio de marcha. Una pequeña avería debido a una caída previa en la Voxan plateada.
Por aquí fué donde Bowie perdió los papeles. Lo peor que te puede pasar un día de gran viento, pero no tardé en recogerlos desde todos los confines del campo. Es lo que tiene ir de Tail Gunner.
Comemos espectacularmente en un cadillo - la palabra es nueva para mi-, una de esas cocineras que parece tu madre nos mimó gastronómicamente hablando. Huevos puestos por sus gallinas esa misma mañana. Colesterolazo de la tierra para acompañar.
Después de comer, otros 100 metros malos dan paso a 100 metros malísimos que desembocan en 100 metros peores que nos llevan a través de un Gran Cañón a una Gran Cueva.
Las columnas que deberían sostener la vía del tren minero que nunca se terminó resulta bastante inestable.
Los héroes saliendo del cañón:
Bowie haciendo triscar a la radikal dyna de más de 3.800 cc.
La vuelta es airosa: dicen en las noticias de la noche que vientos alcanzaron 80 km./hora. Nosotros a veces íbamos en contra y otras, los llevábamos de lado. Yo llevaba un huracán a la espalda.
Y seguimos rodando, rodando...
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