Si vamos a rodar, vamos a rodar como tiene que ser. Casi antes de saludar tienes en la mano la fotocopia de la ruta. Hasta tiempos estimados! Hay quien sale antes para ir adelantando camino...Y es que son: Los Respetables ... y ya, aToaOstiaTólRato. Y rapidito, eh? Nada de sacar la mirada de la carretera. Pero hay que parar de vez en cuando, sobre todo cuando taladramos el depósito de gasolina al querer anclar unas alforjas. No es una Harley, es una BMW.
Está todo controlado, los habitantes del pueblo nos dejan su caja-para-todo. También conseguimos reunir entre todos una letherman y una pastilla de jabón (en serio). Seguimos. A toa ostia.
Caemos en la tentación, claro. Imposible no parar aquí.
Había muchas motos muy diferentes (mi sombra más). Pero supongo que la más adecuada para este terreno era la supermotard que desplegaba los retrovisores y desde delante parece que vas en canoa.Buscando el botón de "No Tocar".Hace mucho calor. Esta gasolinera no está abandonada, pero es estilo francés con prepago con tarjeta sin devolución... lo peor. El peor sistema que conozco. Peor aún si somos legión. Y peor si estamos a 40 grados!!
La sombra con el equipo Ducati. Da gusto ver cómo se alejan curva a curva, como si bajasen por un tobogán. Y yo, yo voy llegando :)
Todos llegamos a Tronchón, donde como en muchos otros de aquí, la cárcel está justo al lado del bar. Nos llevamos queso que fabrican allí después de no poder comer más.
En una de estas paradas oigo al paquete de una vStrom decir: - Jo, es que el pie me ha rozado dos veces! Miramos y, efectivamente, la estribera DEL PASAJERO está como un cuchillo.
Moderamos un poco el ritmo para ir a comer para celebrar que rodamos, el único ratillo en que puedo hacer fotos.
En la pared, una de esas escasas cabritas... en el plato un arroz con bogavante y como les llaman aquí a las chuletas: costillas. De ternasco.
Algunos hacemos como que volvemos y nos vamos.Pero a la entrada al punto de desencuentro, les encontramos preparados para buscarnos. Es lo que tiene la empatía, que no hace falta pensar!
Está todo controlado, los habitantes del pueblo nos dejan su caja-para-todo. También conseguimos reunir entre todos una letherman y una pastilla de jabón (en serio). Seguimos. A toa ostia.
Caemos en la tentación, claro. Imposible no parar aquí.
Había muchas motos muy diferentes (mi sombra más). Pero supongo que la más adecuada para este terreno era la supermotard que desplegaba los retrovisores y desde delante parece que vas en canoa.Buscando el botón de "No Tocar".Hace mucho calor. Esta gasolinera no está abandonada, pero es estilo francés con prepago con tarjeta sin devolución... lo peor. El peor sistema que conozco. Peor aún si somos legión. Y peor si estamos a 40 grados!!
La sombra con el equipo Ducati. Da gusto ver cómo se alejan curva a curva, como si bajasen por un tobogán. Y yo, yo voy llegando :)
Todos llegamos a Tronchón, donde como en muchos otros de aquí, la cárcel está justo al lado del bar. Nos llevamos queso que fabrican allí después de no poder comer más.
En una de estas paradas oigo al paquete de una vStrom decir: - Jo, es que el pie me ha rozado dos veces! Miramos y, efectivamente, la estribera DEL PASAJERO está como un cuchillo.
Moderamos un poco el ritmo para ir a comer para celebrar que rodamos, el único ratillo en que puedo hacer fotos.
En la pared, una de esas escasas cabritas... en el plato un arroz con bogavante y como les llaman aquí a las chuletas: costillas. De ternasco.
Algunos hacemos como que volvemos y nos vamos.Pero a la entrada al punto de desencuentro, les encontramos preparados para buscarnos. Es lo que tiene la empatía, que no hace falta pensar!
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