Ver La Guardia en un mapa más grande
La parada para comer es cerca de la plaza donde se escuchó uno de los más macabros ruidos jamás salidos de una moto. Incluso sin llave de bujías, afortundamente, hubo más ruido que nueces.
Templados por entremeses, varias fuentes de legumbres viudas y arroz, bandejas de segundos variados y postres caseros, todo digno de Pantagruel, completamos los pocos kilómetros que nos separan de la meta.
El viaje va acompañado por viento muy incómodo en la primera etapa, y el frío un grado bajo cero, no anima a parar en ruta a hacer fotos, pero los paisajes son fantásticos.
Momento mimético. Justo ahora no soplaba el viento.
Deciden rendir homenaje en LaGuardia, donde el suelo de la fortaleza amenaza desmoronarse con el más leve peso y allá van ellos.
Cada día barremos un montón de piedras y arena que caen de la estructura, nos comenta la Guía del Fabulista, frente a un vino "De fábula".
Momento mimético.
Es muy gratificante rodar con todos los amigos y los colegas. La noche luego incluyó tarros de un solo espárrago y matrices con líquido blanco? Agua?
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