Partimos de vacaciones! Aparte de un par de compromisos, no tenemos ruta fija. El mapa de la primera etapa quedó así, pero primero, lo primero.
Por las curvas del Puerto de Paniza, abiertas, anchas, suaves, como un Slalom enfilamos hacia la primera de las citas, pero antes de coronarlo Hulk da la vuelta y a mitad del camino desandado gira a la derecha por una maravillosa pista asfaltada.
Aromatizados por la barbacoa, nos ponemos al día entre mordisco y mordisco de todas las cosas que nos han pasado desde la última vez. Hay un montón de historias y experiencias para compartir ... y... Bodas! Bebés! Buf!!
Admirando la Gib Gummi, pidiendo la vez para unas torretas... Nosotros nos retiramos al Molino mientras ellos siguen allí como Kosacos hasta romper el día.
Por la mañana cumplimos con nuestra segunda cita: Arguilay, donde un pobre olmo sucumbió a la grafiosis y nosotros nos comimos una paella realizada por un experto. Que en el campo todo sabe muy bien!
Y después de reposar y apagar el fuego volvemos al Festival. El comité de bienvenida. Yo lo veo todo muy negro.
Última tecnología kosaca para el buen desarrollo del evento.
Muy raro, esto de las pistas, lo mismo son de velcro que de piedras amontonadas. Ésta de la Virgen del águila merecería hacer una peregrinación descalzo. Desde arriba se dominan los 360º (menos los poquitos que tapa la propia ermita, claro)
Con los estupendos prismáticos que nos presta el guardés que vigila contra incendios, se divisan perfectamente los picos que sirven de referencia: El de la bola en lo alto, Peracense, ... y el resto de accidentes geográficos y de situación que nos cuenta encantado de tener con quién charlar.
Después de instalarnos en El Molino de Burbáguena acudimos a Fuentes Claras para nuestra primera cita con los Kosacos en su III Festival. El mismo transporte especial con que nos cruzamos tres veces subiendo el puerto necesita ahora paso en el pueblo.
Admirando la Gib Gummi, pidiendo la vez para unas torretas... Nosotros nos retiramos al Molino mientras ellos siguen allí como Kosacos hasta romper el día.
Por la mañana cumplimos con nuestra segunda cita: Arguilay, donde un pobre olmo sucumbió a la grafiosis y nosotros nos comimos una paella realizada por un experto. Que en el campo todo sabe muy bien!
Y después de reposar y apagar el fuego volvemos al Festival. El comité de bienvenida. Yo lo veo todo muy negro.
Última tecnología kosaca para el buen desarrollo del evento.
Una de las joyitas que se paseaba por allí.
Su dueña:
Pero este año se llevan las gordas, gordas. Que no tengan que peregrinar a la Virgen de la Estrella!
El único motero que encuentro que no estaba borracho en esos momentos accede a cumplir el sueño de una dama. - ¿Dónde se lleva a la Juana? - Preguntan los niños que había por allí.
Y claro, como en toda reunión que se precie, los requisitos esenciales: 1º parches.
2º Los concursos de ruido, lentos, y demás destrezas... a las que la gente del pueblo atiende encantada.
3º Los reencuentros con gente estupenda.
Como alguien con pasado oscuro que siguió una pista :P AUPA!
4º El buche lleno: tratándose de esta tierra se está cocinando un ternasco.
En fin, el nivel al que nos tienen acostumbrados los Kosacos. Incluso el cartel de los eventos destinados al público infantil prometía:
Nos gustaría quedarnos, pero nuestra tercera cita nos aguarda: una soirée intellectuelle, con Jorge "el Perprete" salvando el tipo elegantemente ante la ausencia de guitarrista - eso son tablas y tablas, maestro! -, obra gráfica a cargo de Carlos Pardos, jamón para el paladar - por supuesto de Teruel y cortado por una profesional -, y un muy pettit comité para cerrar la noche en privado. No se me ocurre qué más pedir!!
El plan por la mañana es interceptar el convoy por Castejón de Tornos y una carretera fuera de servicio. Cazados!
Seguimos camino después del almuerzo con Perros y como despedida al capítulo custom y a las motos en general - que no vimos ninguna a lo largo de la semana siguiente -, encontramos esta estampa en nuestro camino a Ojos Negros.
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