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17/7/11

Si quieres que te vean, éste no es tu sitio

Un nuevo día de vacaciones, a partir de aquí no nos cruzamos apenas con gente, ni motos, ni coches, ni nadie. Todo para nosotros solos. Esta vez las etapas se hacen cortas en espacio, pero no en tiempo: soy capaz de invertir hasta dos horas en una pista de 14 kms... y ya meto tercera a veces!!!
Ver Segunda parte, Inmersión en el Teruel profundo en un mapa más grande

Es curioso cómo puede cambiar el escenario y la carretera en sólo unos pocos kilómetros recorridos, un motón de parches y tonos pardos desde Odón hacia Blancas...
...o un firme propio de circuito con tierras rojas y campos de cereal. También los bichos que se pegan al casco han cambiado, ahora no son los pequeños mosquitos que se estrellana cientos, son más bien gordos con juguillo, como bombones de licor, y afortunadamente en menor número.
Este molino ya lo conocíamos de otras rutas.


Hace tiempo el hierro de las minas, iba desde Ojos Negros hasta Sagunto en tren
Hulk me lleva a la estación abandonada donde se cargaba el metal: Arqueología industrial, como él la llama.
Inside. Yo no podía haber elegido mejor máquina.
Y supongo que Hulk tampoco.
Aún no he quitado la pegatina del Circuito de Zuera. Los ejercicios del banco de pruebas aceleran mucho la experiencia rodando y durante este viaje ha habido gran variedad de carreteras y pistas para comprobarlo.


En el interior de la estación encontramos un montón de estas pequeñas bolsitas llenas de tierra roja y nos sentimos como Norberto el Estupa.
Creo que ésta es la primera vez en mi vida en que me fijo en los carteles marrones y morados que anuncian desvíos en la carretera indicando castillos, fuentes, ruinas, etc. Tomamos a la derecha la indicación hacia el castillo de los Ares.
 
 A pie nos encaminamos hacia lo alto, desde arriba se ven las motos como motitas:
Inspección a pie para comprobar que de ninguna manera vamos a poder dar la vuelta posteriormente si seguimos por donde vamos. Cosas de las pistas.
Y otra novedad: mira por dónde el ródeno se desgasta hasta formar una arena muy parecida a la de la playa,donde la tracción desaparece y, por lo menos sin tacos es bastante complicado salir. Decido de forma unilateral apagar los intercomunicadores en este tipo de terreno para evitar sobresaltar a Hulk con mis gritos incontrolados cuando algo inesperado sucede.
Unos kilómetros más -poquitos- para llegar a Orihuela del Tremedal.

Después de comer y descansar un poco subimos hasta el Santuario de la Virgen del Tremedal, que domina grandes horizontes. No llegamos tan alto cuando vinimos con los josdeputaaaaaa!!!!!.
Mira por dónde la exótica atrapamoscas se puede encontrar aquí al lado.
Una pena que la tecnología empañe el escenario, pero una suerte que haya una cobertura magnífica para ponernos al día con el mundo exterior.
Para una urbanita como yo, este espectáculo en la bajada del Santuario es todo un acontecimiento.
Y seguimos, como decían en Hamtaro: mañana habrá mucho más y será mucho mejor!!!!

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