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25/8/10

Bucle en Stinica

Bien acomodados en Stinica, decidimos dar una vuelta con una sola moto.

Difícil, lo de salir juntos en las fotos sin pedir ayuda.
De la costa cogemos una carretera hacia el interior tomando el desvío de Karlobag, en pocos kilómetros subes cientos de metros sobre el nivel del mar.
Y según subes vas divisando las islas en el Adriático.
Panorámica










Las curvas de 180º las llaman Serpentinas, en esta carretera hay muchas.
Y el paisaje se torna verde y fresco. Con montañas pronunciadas. La carretera está llena de camiones con troncos de madera - obvio con tantísimos árboles.
Junto a casas que parece del tirol pero con menos flores hay otras bastante más humildes. En Gospik paramos un momento y me fijo en que en las tiendas hay muchos palatinches, pero poca fruta y verdura.
Campo de minas. Flipo por la sensación de estar tan carcana a uno. Obsérvese la calavera sonriente. No me extraña, está en sus dominios!
Blindado croata de "fabricación casera". Ahí está de monumento.
Una puerta accesible por el otro lado permite ver cómo es el interior: un camión.
Iglesia ortodoxa en ruinas. La Krajina esta jalonada de granjas abandonadas, quemadas, agujereadas por disparos de todos los calibres. Su población (Serbia, unos 300.000), fué expulsada por los croatas cuando se proclamaron república Serbia Krajina. No hicimos fotos de esa desolación, creo que porque nos impresionó demasiado. Los papeles de Boris: Krajina



Despues de rodar entre montañas llegamos a Knin, un enorme valle, vastísimo. la linde con la montaña está lejos, lejos en el horizonte.Todo lo que hay abajo parece una maqueta del Ibertren, con el tren incluído.Sobre la ciudad una enorme fortaleza, símbolo nacional croata.
Con sus calabozos y todo. Creo que después Hulk me dejó salir porque en esta ocasión llevaba yo ambos pasaportes...






Al sur volviendo para alcanzar la costa, cruzamos "otro Kosovo". Se llaman igual y les pasó algo parecido.
Los trenes han sido una constante en este viaje, con su punto culminante en Mokra Gora. A estas alturas todavía mirábamos a un lado y a otro sólo una vez antes de cruzar el paso a nivel.
Un mixed grill es la opción perfecta sin tener que pensar y vale en cualquier idioma. Con patatitas de sartén y excelentes tomates rellenos de tomate. hay que probarlos para saber a qué me refiero.
Las montañas del fondo son las que habíamos atravesado al venir. Abruptas sobre el mar del otro lado. Volvemos por Gracac, Obrovac y Novigrad.
Atención al coche, pero también al firme. Aunque no voy conduciendo se nota que las rodadas son profundas y que resbala un montón. Son pocos kilómetros, pero jodidos.Grata sorpresa al llegar a Maslenica, donde el mar se mete en la tierra y conecta con un lago salado donde los edificios están en la misma orilla.

Skradin. Alli veraneó Bill Gates, y está de moda.





La vuelta a Stinica es muy agradable, en la carretera de firme perfecto no circula casi nadie al atardecer y se notaba que mi piloto iba disfrutando cada curva. Yo hacía conducción de paquete activa y el regreso fué como un vals.Los nombres de esta tierra me resultan difíciles de recordar, y la artimaña que en otro tiempo me servía para tener la huída asegurada, esta vez sirve de hoja de ruta cómoda y sencilla. Cuando el tiempo impidió ir a pelo, un trozo de cinta americana con los nombres escritos haría la misma función.

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