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23/8/10

Dormimos en Grado, pero no por nada.

Cargando la moto, la Guardia de Finanzas mirando para otro lado. Como tiene que ser. El plan hoy es cruzar Italia deprisa deprisa pasando junto a Florencia, Bologna, Padova y Trieste (aunque como siempre, puede variar ;) ).

Ya han previsto que media acera será para los coches. Y encima de pago!. No sé cómo entenderlo.Parece que aquí los únicos que no van en moto son los perros. Los hay a cientos y culebrean entre los coches y entre ellos mismos con gran pericia.
Livorno tiene calles navegables o puerto urbano. Me encanta.

Típico atasco en la autostrada. Hago parar un momento a Hulk para hacer la foto del cartel "Bichi" en el transporte de caballos. Uno de los respetables probó la enzarpada antes de salir y me dijo algo del embrague que patina. Estuve todo el tiempo apretando los dientes deseando que no lo hubiera gafado.
Antes de llegar a Padova ya nos hemos cansado de la autopista y de las áreas de servicio sin una sola sombra y las birras de autoservicio carísimas y templadas.
Comemos de lujo spaghetti con anchoas, ensalada con queso de búfala e hinojo - creo que es la primera vez que lo pruebo así y la verdad es que me gusta mucho -, y carne cruda - venía en castellano en el menu - en la misma plaza central. El cartel me encanta: que no se pueden hacer pintadas bajo pena de multa o arresto.
Prometemos volver a esta ciudad, la verdad es que es una joya. Queda pendiente.
Antes de llegar a Trieste está tesón. Nos iba a hacer falta. Cabezonería, lo llaman en Aragón.La carretera discurre junto a un río, y las mansiones señoriales se suceden en las riberas junto a bodegas con sus respectivos viñedos plantados.
Comprar tabaco en Italia es complicado. Veo esta estatua extraterrestre camino hacia el estanco.

Mira, Hulk, otra iglesia con persona en la punta! Como el día que me llevaste de ruta de Cristo en Cristo.
Al salir de Trieste vamos buscando sitio para dormir, y en el mapa hay dibujada una especie de isla con una laguna. Decidimos que es razón suficiente para visitarlo.Así que por el camino pasamos por Aquilea, donde hay ruinas romanas muy bien conservadas y llegamos a la preciosa laguna de Grado a la hora del atardecer. Un sitio un poco "de turistas", pero gracias a la crisis no está lleno. Aquí pedimos para cenar una parrillada que nos sirven con polenta, una especie de puré de cereales. Muy Rico!

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