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7/9/10

A vueltas con Odessa

Amanece soleado. Con una sola moto nos vamos a dar una vuelta por la ciudad.Viejas instalaciones industriales y portuarias, comparten el espacio con las nuevas.
Y como vimos de camino en otras ciudades, tranvías, trolebuses, autobuses...
Nos acercamos a las playas de Odessa. Hay poca gente, pero no faltan los chiringuitos para tomar algo.
Los vigilantes privados visten de camuflaje y llevan cara de pocos amigos, pero siempre se puede romper el hielo.
Damos varias vueltas por el puerto buscando las entrada hacia las escaleras.
Sólo preguntamos al final.
Y allí están al otro lado del puente!!
Objetivo cumplido...
...Sensaciones inexplicables. Hace poco tiempo estábamos en España imaginando cómo sería todo esto. ¡Hala, ya podemos volver a casa!
Seguimos nuestro paseo. Aquí si que no usan nuestro alfabeto para nada. Hay que deletrear los carteles. Además, algunos están en ruso y otros en Ucraniano, que es la lengua que quieren instaurar como propia. El resultado es que por ejemplo, puedes ver escrita la palabra "hotel" o el propio nombre de la ciudad de varias maneras diferentes.

Tremendos gigantes de la epoca comunista...
...junto a lugares mas tranquilos.
Alegoría del capitalismo en una ciudad excomunista. Unos metros más allá estos lujos son inalcanzables.
Teatro de la ópera. Antiguos lujos zaristas.

En los escaparates de las calles que pertenecen a esta zona hay representaciones de las marcas más caras. Es como una burbuja capitalista en medio de otro mundo. Los macarras se aseguran de que escuches que tienen un coche con alarma -todos pitan al cerrar y abrir- y móvil, que no se despegan de la oreja hagan lo que hagan.
Los precios tampoco son como los que hemos venido pagando hasta ahora. Se parecen más a los que estamos acostumbrados en casa.

Seguridad privada armada con su AK 47S (le dí el agua pidiéndole permiso y tuvimos que tomar esta imagen a hurtadillas). Ayer durante la cena nos sorprendió que el camarero que asignaba las mesas llevara una pistola en el cinturón, pero guardar una tienda, por muy Omega que sea con una metralleta me parece excesivo.
Resulta muy difícil comunicarse: ellos no aceptan otra cosa que ucraniano o ruso. En una de estas, echamos mano de unos adventistas americanos, con camisita blanca y corbata y pantalones impecables y acceden a hacer de traductores cuando lo necesitamos.
El contraste de casas medio derruídas y viejísimas con las que están remodeladas y preciosas es contínuo.
También hay mucho contraste entre los grandes coches de gama alta tipo 4x4 con defensas mata-peatones que en España hace mucho que están prohibidas, con los antiguos coches soviéticos, que cuesta creer que sigan funcionando. Anacrónico.

La circulación en Odessa es complicada. Las señales está colgadas de cables y hay señales de prohibido, imposibles de evitar. Hay socavones en las calles y raíles de tranvía. Hay semáforos que parecen para los coches, pero que son de peatones y viceversa sin ninguna distinción aparente entre ambos.
A continuación -> La serie: casas de Odessa
Casa.
Detalle de casa.
Casa.
Casa.
Iglesia.
Iglesia.
Casa.Por la tarde seguimos el paseo caminando. Somos tan chulos en Odessa que hasta el muñeco del semáforo está esperando en jarras.Emblema de los bomberos de Odessa, perfecto para ser también el de nuestro viaje.
Vendedora de frutos secos. Justo a la entrada de la corrala de nuestro hotel. Las motos las guardaron los gorrillas de la zona por un módico precio.
Puerto de Odessa. Enorme.
Nos comentan que el turismo aquí es sobre todo ruso y alemán. Una de las cosas que me sorprende es que nos encontramos a varios dependientes/as que no se esforzaban lo más mínimo por entender en otro idioma que no fuera el suyo. Contestan con un rotundo "Niet" cuando hablas en inglés o español o lo poco de francés que yo sé. Cerrados en banda.
La famosa escalinata desde arriba. Comunica directamente el centro de la ciudad con el puerto.

Está claro, pone: Alta tensión.Los edificios son enormes y monumentales por fuera, por dentro tienen un gran patio interior donde conviven entradas de servicio de comercios y restaurantes con oficinas y otros negocios. En este caso un notario.En medio del patio donde teníamos el hotel, apareció primero un viejo frigorífico. Cuando volvimos a mirar: una lámpara, más tarde: sillas...
Al volver de callejear estaban dos chicas seleccionando objetos también parte del montón, pero más personales. Julian les pregunta: ¿Ha fallecido algún inquilino, y están vaciando el piso?. Y acierta! Dijeron que podía coger cualquier cosa de un montón que señalaron. Encantadoras, compartieron sus conocimientos sobre España mientras curioseábamos.
Allí estaba tirada y expuesta la vida de una persona. Me llevé dos discos antiguos de himnos Soviéticos y...
...estos retratos de los años treinta. Entre ellos estará su propietario, vecino de Odessa. Seguramente nunca imaginó que su imagen, junto a la de sus compañeros de tiempos difíciles acabara en España.
El encargado del mini-hotel Annabel donde nos alojábamos -cuya recepción daba al patio donde se desarrollaba la montaña de cosas- nos amplía información y nos muestra un libro de Pushkin del que ya había leído la mitad. Peazo cultura!
Anochecía...y en las terrazas está lo más in de Odessa: nenas preciosas alicatadas hasta las cejas haciéndose ver y mirando a los demás desde las terrazas más pijas que en Ibiza, con actitud altiva mientras sus cochazos aparcados esperan en doble fila. Había incluso un par que se paseaban a caballo, el inconveniente es que las birras se las tenían que tomar sin desmontar porque no podían dejar los animales aparcados a la puerta... Mucho contraste con lo que hay fuera de la ciudad.

La plaza principal está adornada con luces de Navidad - aún no las han retirado o es que las han puesto muy pronto. Y también hay muestras de la expocición itinerante de vacas interpretadas por artistas internacionales que visitó Madrid hace tiempo.

El último chupito de hoy lo tomamos en una terraza no muy diferente, salvando las distancias, de las de la calle Serrano de Madrid. No sé si en las de Madrid te dejan una mantita si tienes frío. Rodeados de preciosas nenas (no ví a nadie mayor), ¡y yo con mis pelos de moto y el lápiz de ojos - mi única concesión en estas ocasiones- con la punta rota desde hacía dos días!.

En fin, mañana nos vamos de rodeo, rodeamos Moldavia para que no se nos pierda nada allí.

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