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19/9/12

Salto a la bota: Cerca de Genga.

Son 16 horas en el barco. Dormimos, y cuando no, Julián se esfuerza (y consigue) ponerme delfines, veleros, islas y entretenimientos similares en el horizonte.

El resto del tiempo: cubierta arriba, cubierta abajo, pasillo arriba, pasillo abajo y jugando al escondite.

Imrescindible en el baño del camarote: un abrebotellas?

Vino griego, excelente!

Llegamos a las 18:00 a Ancona, tenemos apenas unas horas de sol dirigiéndonos hacia el oeste para llegar a Genga o encontrar otro sitio para dormir a medio camino de Livorno y Civitavecchia, que no sabemos aún desde dónde partirá nuestro barco. Íbamos bien hasta que seguimos un cartel que yo había leído.

Tráfico bastante denso para carreterillas sin apenas arcén, pero bastante entretenidas a pesar de ser bastante rectas porque pasan por poblaciones diseminadas. Cayendo ya la noche, nos perdemos en Apiro, la cuna del folklore, según pone en el cartel de la entrada al pueblo. La temperatura baja a 10º desde los 28º que teníamos de día.

También se nos echó encima un tuneao que por poco me embiste, casi arrolla a Julián a la cuneta y por los pelos no nos hace perder nuestro desvío en la Ruta 76. Pero lo logramos y nos recogemos en un hotel termal un poco geriátrico, muy auténtico.

En este sitio, cruzando la calle de las termas, se cena delicioso. Si, espaguetti. claro. Pero también pato y jabalí salvaje.

- Italia es un pais estrecho - Concluye Julián cuando ya acomodados en el hotel comentamos que todos los caminos llevan a Roma. Y buenas noches!

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