Hoy rodamos en una sola moto para hacer un bucle por la zona. Empezamos por el Monasterio que domina la ciudad en lo alto de la montaña.
San Ubaldo descansando incorrupto iluminado por las preciosas vidrieras que cuentan su vida - y milagros. Da un poco de cosita verle la piel de pergamino.
Vemos aparcadas otras de las curiosidades religiosas: Los Ceri, soportes para la carrera amañada de los santos Ubaldo, Francisco y Jorge. En este vídeo se puede ver la peculiar celebración, como una F1 de santos.
Esquivando la lluvia y yo de paquete cruzamos la cordillera del Monte Cucco por una carretera que corta las escarpadas montañas, en algunos momentos con anchura apenas suficiente para un carril, y llegamos a la meseta donde descansan Pergola y Caglí..
Aprovechamos para comprar la lámpara fundida: 7€. Nos acercamos también a Sassoferrato: 35 kms. en el mapa, dos horas de reloj por valles de paredes tan abruptas que no hay fondo para captar la perspectiva.
Luego nos perdemos, como no podía ser de otra manera. La lluvia nos alcanza por lo marrón, por pistas enredadas como la hiedra a los troncos de los árboles que crecen en sus orillas, pero poco. Al final del viaje, el grito: "soy happyRoadGirl, me puedo perder antes de llegar al cruce", llega a ser una consigna.
En total en el día de hoy hacemos unos 140 kms, y es que las carreteras de monte y las pistas no cunden nada, pero a cambio llevan a paisajes inasequibles de otra manera poblados de animalillos que los urbanitas sólo conocemos del zoo.
Cenamos estupendamente, risoto, carpaccio, que me encanta y vino buenísimo, rodeados de obras de arte contemporáneas con un camarero de los de toda la vida, de los que saben su profesión.
El monasterio luce en todo lo alto, pero sólo se ve desde lejos, porque las escarpadas calles de Gubio - que además están cerradas al tráfico - lo ocultan. En ellas y sus pasadizos se encuentra bastante ambientillo nocturno, con buena música.
San Ubaldo descansando incorrupto iluminado por las preciosas vidrieras que cuentan su vida - y milagros. Da un poco de cosita verle la piel de pergamino.
Vemos aparcadas otras de las curiosidades religiosas: Los Ceri, soportes para la carrera amañada de los santos Ubaldo, Francisco y Jorge. En este vídeo se puede ver la peculiar celebración, como una F1 de santos.
Mira este qué contento estaba.
Los contrafuertes tan típicos de la arquitectura de esta zona aunque normalmente, claro, sólo se ve la parte que agarra el exterior del muro..
Aprovechamos para comprar la lámpara fundida: 7€. Nos acercamos también a Sassoferrato: 35 kms. en el mapa, dos horas de reloj por valles de paredes tan abruptas que no hay fondo para captar la perspectiva.
Luego nos perdemos, como no podía ser de otra manera. La lluvia nos alcanza por lo marrón, por pistas enredadas como la hiedra a los troncos de los árboles que crecen en sus orillas, pero poco. Al final del viaje, el grito: "soy happyRoadGirl, me puedo perder antes de llegar al cruce", llega a ser una consigna.
En total en el día de hoy hacemos unos 140 kms, y es que las carreteras de monte y las pistas no cunden nada, pero a cambio llevan a paisajes inasequibles de otra manera poblados de animalillos que los urbanitas sólo conocemos del zoo.
Cenamos estupendamente, risoto, carpaccio, que me encanta y vino buenísimo, rodeados de obras de arte contemporáneas con un camarero de los de toda la vida, de los que saben su profesión.
Mañana es día 2, dato importante porque es en días pares cuando zarpa de Ancona el ferry hacia Durrés. Italia es muy bonito, pero después de conocerla en varias ocasiones, ya es casi como "casa". Albania suena mucho más exótico, dónde va a parar!
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