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5/9/10

Galati: justo antes de la frontera.

Seguramente hoy no nos dará tiempo a cruzar la frontera que preveemos complicada. Así que tenemos todo el día para hacer 300Kms, podemos tomarlo con muuucha calma. Nos alejamos de la zona turística que rodea al castillo de Bran, ya demasiado masificado para nuestro gusto.
Después de ver (primero en el blog de Julian y luego en primera persona) los pinos forrados de esquelas del parque de Tara, me chocaron estos cementerios los cementerios con las cruces tachadas, pero no tanto como las que ví después con las caras mirando hacia el que pasa por la carretera en Ucrania.
Vamos bajando, las nubes se van quedando enganchadas en las montañas. Cada vez se ven menos hombres con sombrero a medida que nos alejamos de Rasnov. El sol parece que se atreve.
La carretera hacia Buzau tiene ya dos carriles, en muchas zonas hasta 3. Creo que era desde Nehoiu el terreno se va haciendo cada vez más llano. No sólo por esta zona industrial (fábricas gigantescas, con los cristales rotos, puertas desvencijadas, abandonadas), sino también en las zonas residenciales, los tubos de gas van por fuera, por arriba!

Evitamos en lo posible entrar en Buzau. En un semáforo de las afueras consigo hacer una foto rindiendo homenaje a este perrillo por no compartir la suerte de esos centenares y centenares de ex-congéneres suyos, ahora de dos dimensiones que nos cruzamos en este viaje. ¡Alerta, campeón!

Galati. Cerca de la frontera con Moldavia. Puerto fluvial en el Danubio.
Nuestros nuevos amiguitos en Galati. Nos entendemos en inglés. Charlamos un rato, nos cuentan sus rutas, sus aventuras, y nos invitan a una visita escoltada por la ciudad.
Un par de Harleys, una DragStar, una Intruder, variadito...
La ciudad entre truenos es más... digamos...escandalosa :P en una de éstas un perrillo consigue escapar de debajo de la rueda de la Vstrom. Creo que sólo le pilló unos pelillos, pero el episodio se repitió varias veces en la posterior conversación. Es que van como locos, los perros aquí.
Disfruto mucho del encuentro. Las conversaciones frente a las birras -sin alcohol para ellos - versan sobre los cuquipunto, los fondos europeos que desaparecen antes de llegar allí, el frío que impide ir en moto gran parte del año, la rodada anual por el perímetro de Rumanía, los distintos viajes que hemos hecho todos, las experiencias en la mili cuando el golpe de estado de Ceausescu...
Así da gusto conocer la ciudad, no sólo los edificios por fuera! Muchas gracias, Mihail, muchas gracias a todos!!
Él llevaba una de las trenzas más perfectas que he visto nunca. Como sólo una madre puede hacerla...
Junto al coche de la policía nos demuestran el sonido de sus escapes. Los polis nos ignoran, pero son mucho más estrictos con el tema del alcohol: 0% es lo máximo permitido.
En el hotel, a la mañana siguiente -y no fue el único lugar donde nos pasó-, nos encontramos desayunando a ritmo maquinero a 1000Db. Curiosa sensación, parece que has estado de after pero sin resaca. Por respeto a unos mayores que había allí y porque se me estaba convirtiendo el cerebro en agua-limón, pedimos que bajen el volumen, por Dios!!!

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